viernes, 3 de mayo de 2013

Máscaras!

Llegó nuestro turno, al fin nos tocaba hacer las máscaras. Y yo, que no soy muy buena en manualidades, creí que no sería un momento grato el hecho de crear la máscara, porque me podía quedar mal, pero no fue así. La clase se enfocaba en nosotros mismos. Partimos en parejas dibujando el contorno de la cabeza de la compañera en un papel y viceversa, yo fui con mi amiga Belén Georgudis. Luego en el mismo papel tuvimos que escribir dentro del contorno, de qué forma percibíamos el mundo y también cómo nos expresábamos hacia él. Esta parte fue muy personal y de reflexión porque no pensamos ni concientizamos cosas que hacemos todos los días a través de los sentidos como; expresar sentimientos a través de los ojos y la boca, o poner atención sólo en lo que realmente nos importa e ignorando el resto, inconscientemente, por los ojos y los oídos. 





Luego nos tocaba hacer las máscaras. Y yo creo que esta clase es el principio de un largo camino, para trabajar nuestra motricidad fina, formarnos como profesionales y lograr hacer nuestras propias ortesis.
La idea era que una le hacía a la otra la máscara, debíamos entregarnos completamente a la compañera y confiar en ella.
 La profe nos pasó yeso, agua, vaselina, papelillo y nos dio las instrucciones.




Primero se tapaban los ojos con el papelillo, para evitar el contacto de los ojos con el yeso. Luego teníamos que llenar de vaselina en toda la cara, esto era para que no se pegue  a la cara y no duela al retirarla cuando ya esté seca.
Y después empezábamos a poner las tiritas de yeso mojadas, que nosotras mismas habíamos cortado, sobre la cara y las íbamos esparciendo y moldeando hasta cubrirla completamente.

A mí me daba susto que me hiciera la máscara porque me pone nerviosa el encierro, y no soportaría estar con toda la cara tapada hasta que se seque el yeso. Pero deposité toda mi confianza en la Belén. En el momento en que ya estaba acostada sobre la mesa, dispuesta a que me hagan la máscara, me sentí muy tranquila, confiaba completamente en la Belén. Es más, se me hizo muy corto, yo pensé que duraría más. La Belén me iba hablando y explicando lo que hacía para que no me asustara si sentía algo raro y no me sintiera sola. En un momento me dio mucha risa y me decían que por favor no me moviera! Y no podía evitarlo, y sentía que quería reírme a carcajadas, pero iba a romper la máscara! Al final se desarmó un poco, pero como no estaba seca todavía, se arregló. Cuando se la hice a mi amiga, le pasó lo mismo y fue muy chistoso. Y cuando me la sacaron me sentí completamente realizada, superé mi miedo, logré hacer la máscara a mi amiga sin problemas y muy cuidadosamente. En fin, quedé muy agradecida, siento que me superé a mí misma y fue una clase muy entretenida.



No hay comentarios:

Publicar un comentario